Un nuevo modo de gestionar el almacenamiento tomó un papel protagónico e imperativo con la llegada del comercio electrónico. Como pilar de la logística los almacenes son una clave en la dinámica de los procesos que componen la cadena de valor de cada producto. Su naturaleza fue siempre la capacidad para almacenar la mayor cantidad de productos en el espacio mínimo necesario, con las mejores condiciones de seguridad y orden posible.
Hasta hace poco tiempo la imagen de un almacén se asociaba con productos estacionados y en espera. En los últimos años, desde que la logística se volcó a la rapidez por sobre el movimiento, los productos llegan para reordenarse y seguir su camino, minimizando el tiempo de estacionamiento. La clave es que su estadía sea medida en minutos, u horas como máximo. Lograr un alto índice de rotación es el factor estratégico para que un almacén sea competitivo.
Ya no se consideran necesarios grandes espacios. Todo lo contrario.
Ya no se consideran necesarios grandes espacios. Todo lo contrario. Cuanto mayor sea el espacio ocupado mayor es el capital inmovilizado. Los productos deben llegar y ubicarse para alistarse en tiempos muy breves para ser re-encaminados y liberar nuevamente el lugar.
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Los almacenes son en sí un reflejo de competitividad en los procesos productivos y logísticos de distribución. El concepto que rige este nuevo enfoque es lo que parece novedoso, aunque ya lleve más de medio siglo: el modelo Just in Time.
En otro artículo navegaremos por esa idea a la que todos los sectores, industriales o comerciales tratan de acercarse. Ahora sólo lo mencionaremos como el modelo perfecto para la adaptabilidad y capacidad para impulsar la eficiencia en cada eslabón de la cadena.
En el nuevo entorno del e-commerce la diferencia entre ambas disciplinas o su interdependencia dejó de tener sentido. Son dos macroprocesos integrados. Cada uno cumple un rol distinto, pero ambos apuntan a lo mismo: la experiencia del cliente en la compra de un producto por un canal digital, sea tienda web o marketplace. La logística de última milla son la conexiones neuronales entre los centros de almacenamiento y distribución y los clientes.
Desde los últimos cambios en el entorno comercial, la inversión en infraestructuras pasó a un segundo plano desplazado por la efectividad en el proceso, flexibilidad operativa, ausencia de errores operativos, velocidad en la entrega, y la percepción permanente por parte del cliente a la espera de la llegada de su compra. Para maximizar los resultados en estos aspectos todo depende de la disponibilidad de información: velocidad y precisión en los datos.
El almacenamiento estratégico se convierte en una pieza clave para optimizar los procesos y reducir el capital ocioso. Más allá de simplemente apilar productos, se trata de diseñar un espacio operacional que maximice la accesibilidad y minimice los tiempos de movilización de pedidos; que en otra dimensión impacta en la liquidez financiera. Estos factores hacen a la nueva definición de almacenamiento que cobra vida al incorporar tácticas que agilizan la cadena.
La gestión de distribución de entregas, incluyendo la planificación y optimización de rutas, emerge como un elemento diferenciador. Coordinar eficientemente la entrega desde el almacén hasta el cliente final no solo reduce costos operativos sino que también fortalece la confianza del consumidor.
El papel del despachador en este contexto adquiere una importancia crucial. Mientras la tecnología SaaS dinamiza la gestión, el despachador se convierte en el operador central, supervisando el flujo de productos y asegurando que cada proceso se alinee con la estrategia general.
Es esencial considerar cada aspecto del almacén como un elemento de cohesión en la cadena de valor. Las diferencias entre un simple espacio de almacenamiento y un almacén estratégico residen en la comprensión profunda de los procesos y en la adopción de tecnologías que potencien la operación.
Conclusión
El almacén, en el contexto del comercio electrónico, es mucho más que cuatro paredes llenas de productos. Es uno de los eslabones propensos a estrategias innovadoras, para construir una cadena de valor eficiente. Desde el origen en la gestión hasta la optimización de rutas de entregas que llevan el producto hasta las manos del cliente. Cada aspecto del almacén contribuye al éxito operativo en un mercado cada vez más competitivo.
Si estás interesado en explorar más sobre la revolución del almacén digital y cómo la tecnología SaaS puede potenciar tu cadena de valor, te invitamos a continuar leyendo nuestro artículo "El futuro de la Administración de Almacenes".
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